miércoles, 16 de junio de 2010

San Agustín de Hipona

San Agustín, cuyo nombre completo es Aurelio Agustín se dejaba llevar ciegamente por las pasiones humanas y mundanas, y seguía abiertamente los impulsos de su espíritu sensual y mujeriego, nació en África del Norte en 354, hijo de Patricio y Santa Mónica, es puesta por la Iglesia como ejemplo de "mujer cristiana", de piedad y bondad probadas, madre abnegada y preocupada siempre por el bienestar de su familia. San Agustín tuvo un hermano y una hermana, y todos ellos recibieron una educación cristiana. Cuando tenía diez y siete años inició una relación con una joven con quien vivió fuera del matrimonio durante aproximadamente catorce años. Aunque no estaban casados, ellos se guardaban mutua fidelidad. Un niño llamado Adeodatus nació de su unión, quien falleció cuando estaba próximo a los veinte años. La vida le arrebató a su hijo a temprana edad, a su mejor amigo y a su madre, aceptando con resignación los designios de Dios y convenciéndolo sobre el valor de la amistad como el sentimiento más profundo de amor entre los hombres, para el profundo pesar de su madre San Agustín perteneció a la secta herética de los Maniqueos, ellos creían en un Dios del bien y en un Dios del mal, y que solo el espíritu del hombre era bueno, no el cuerpo, ni nada proveniente del mundo material. Durante un largo tiempo, San Agustín deseó ser puro, pero el mismo le manifestó a Dios, “Hazme puro… pero aún no” (Confesiones, Capítulo 8). Un día cuando San Agustín estaba en el jardín orando a Dios para que lo ayudara con la pureza, escuchó la voz de un niño cantándole: “Toma y lee; toma y lee” (Confesiones, Capítulo 8). Con ello, el se sintió inspirado a abrir su Biblia al azar, y leyó lo primero que llego a su vista. San Agustín leyó las palabras de la carta de San Pablo a los Romanos capítulo 13:13-14: “Nada de comilonas y borracheras; nada de lujurias y desenfrenos… revestíos más bien del Señor Jesucristo y no os preocupéis de la carne para satisfacer sus concupiscencias.” Este acontecimiento marcó su vida, y a partir de ese momento en adelante el estuvo firme en su resolución y pudo permanecer casto por el resto de su vida. Dios y el hombre la filosofía Agustiniana se centra en dos temas esenciales: Dios y el hombre. Dios. Para llegar de la mente a Dios primero tenemos que preguntar al mundo, después volverse hacia uno mismo y por último trascenderse. El mundo responde que él ha sido creado y el itinerario continua; se procede a la ascensión interior, y el hombre se reconoce a sí mismo intuyéndose como ser existente, pensante y amante. Puede por ello ascender a Dios por tres vías: la vía del ser, de la verdad y del amor. Se trata de trascenderse a uno mismo, de poner nuestros pasos "allí donde la luz de la razón se enciende". Ahora bien, llegaremos a un Dios incomprensible, inefable. Este Dios es el ser sumo, la primera verdad y el eterno amor. El hombre. Agustín explora su misterio, su naturaleza, su espiritualidad y su libertad. Es un grande profundum y una magna quaestio. Pensamiento y Conclusión de su vida En 430 San Agustín se enfermó y falleció el 28 de agosto de ese mismo año. Su cuerpo fue enterrado en Hipona. El es un ejemplo para todos nosotros – un pecador que se hizo santo y que nos da esperanza a todos. San Agustín es actualmente uno de los treinta y tres doctores de la Iglesia. Su fiesta se celebra el 28 de agosto. San Agustín estaba dotado de una gran imaginación y de una extraordinaria inteligencia. La fe tiene que estar junta con la razón por que la fe tiene que guiar a la razón. San Agustín escribió su famosa autobiografía titulada Confesiones además un gran tratado durante un período de 16 años titulado Sobre la Trinidad. Escribió la “Ciudad de Dios” “Por tanto dos ciudades han sido construidas por dos amores: la ciudad terrenal por el amor del ego hasta la exclusión de Dios; la ciudad celestial por el amor de Dios hasta la exclusión del ego. Una se vanagloria en si mismo, la otra se gloría en el Señor. Una busca la gloria del hombre, la otra encuentra su mayor gloria en el testimonio de la conciencia de Dios”. Dios es belleza bondad y justicia, nadie puede hacer nada si no es Dios. "El hombre bueno es libre, incluso cuando es esclavo" San Agustín define la oración como expresión del deseo y afirma que Dios responde ensanchando hacia nuestro corazón. Conocerse de verdad a uno mismo no es otra cosa que oír de Dios lo que el piensa de nosotros". La experiencia hacer mas fuerte a la fe que a la razón. La Iglesia es uno de los temas centrales de San Agustín. La estudió como hecho histórico, los motivos de su credibilidad y como comunión y cuerpo místico de Cristo. Cuando habla de ella se puede referir a la comunidad de fieles, a la comunidad de los justos, o a la comunidad de los predestinados.

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